
En esta primera etapa, entonces,
deberá explorarse profundamente la percepción personal que cada parte tiene del
problema, definiéndolo con total claridad hasta alcanzar el consenso adecuado
respecto de su importancia. Es evidente que esto deberá hacerse a través de la
conversación, y por eso es vital que se pongan en juego las mejores aptitudes comunicacionales:
¨
Respeto
por los puntos de vista ajenos, aunque no se coincida con ellos
¨
Tolerancia
y ayuda para con los miembros del grupo que tengan dificultadas al expresarse
¨
Paciencia
y buena voluntad para escuchar a los otros
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Ciertas
actitudes personales son necesarias, además de las anterior:
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Auto-control.
No dejarse llevar por la ira ante opiniones que son adversas
¨
Confianza.
Presumir siempre la honestidad y la sinceridad en los otros.
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Honestidad.
Decir siempre la verdad y ser sinceros al expresar opiniones.
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Humildad.
Admitir desde el principio que jamás podemos tener toda la razón.
Es conveniente que de vez en cuando se
refuerce este concepto recordando que el bien común está por encima del bien
individual; que el problema es de todos, no solo de las partes y que más allá
de las necesidades de los antagonistas, hay una clase que reclama un acuerdo
como condición indispensable para restablecer la armonía.
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